Días 9 y 10. De despedidas y cierre

Quiero empezar este útlimo post del año con un encuentro que tuvo lugar el viernes por la noche, ya de recogida, y que se me olvidó incluir en el blog. O quizá sí que lo hice y lo estoy repitiendo, no lo sé porque no vuelvo a lo que escribo de un día pa otro. Total, que tras rellenar el estómago con un gofre de chocolate con mi primo, me dejó en la esquinica de la Alameda con Trafalgar, que tenía yo el coche por esos lares (aunque en punto sin determinar). Al bajar divisé a un Navalis que pasaba por ahí, y de entre los coches aparcados apareció el caudillo balear, Carpón, como si fuera una emboscada, pero no... La batalla había terminado con resultado favorable a Roma y ahora, como buenos mercenarios, negociábamos un nuevo contrato con el imperio. Dejo una foto del encuentro. El texto de atrás es publicidad gratuita.
Total, que ya pasando a la noche del sábado, que me faltaba por escribir, todo emepzó como los últimos sábados de Fiestas, con el Campamento de Ebussus con esa música de bienvenidos todos los nengs y las nenas que no consuman para saltar haciendo un poco el garrulo, por lo que aquí el menda y melón fuimos a ver a la familia ilergete, que tienen un recital de música de los 80 y 90, sin escaparse los archiconocidos éxitos del año, como el Panamericano (que le debe la vida a TLJ) y esas cancionacas de dos meses de recorrido.
Por allí andan amigos, casi hermanos, que se han traído a murcianicos que lo flipan con el campamento ('esto le da mil vueltas a las barracas de Murcia...')... Y demás gente para disfrutar de los grandes temas cantados y bailados en lugares míticos como la Dama, el Kámera, el Vía Láctea y demás.
Al irse la compañía, uno y Melón, Melón y uno regresan a Ebussus para ver cómo anda el tema y ya, pues se quedan porque apenas falta media hora para el corte musical y hay que visitar el rincón. Antes, unas fotos entre la tropa.

Y después del tema fotil nos acercamos a ese rincón tan especial, que pase lo que pase, ese sí que lo peta... No puedo meter fotos de honderos destrajeaos, apenas con los calsoncillos y el cinturón, ahí, de baile... Fotos de esas por las que luego te denuncian y ante el juez dices: 'Hombre, ese momento había que compartirlo con todo el mundo'... pero no, este en concreto no se comparte, se guarda en la retina como una de esas imágenes que hacen de las Fiestas algo espectacular. La que sí que se pone es la que ejerce de testimonio sobre la fiestuki de ese rincón.
Luego llegó el clásico caldico con pelotas en el reservao, para irse pa casa con algo calentico, que hoy Melón duerme en casa y hay que llevar algo medio sólido en el estómago. Por allí pasan un momento de festeros y no festeros atraidos por el olor pidiendo una copa y llevándose un caldico rico. Tampoco le hacen ascos al tema y dan buena cuenta de la cocina hondera. Claro está, los gaiteros y el romano del tercio, que es pretoriano, pero que no se cómo se llama (quizá Bruno??), también se encuentran en tierras baleares.
Para terminar, de recogida, acompañando a mi cuñao, en plan no cuñao, y cuá, en plan no cuñá, buscando comida desesperadamente, nos encontramos con dos Navalis (joder esta gente...) con Escipión y Emilia Paula, con foto que lo inmortalice. Acaba el personaje y se agradece su entrega. Y eso, que recogida, porque uno ya no sabe ni lo que ve, peroque sabe perfectamente lo que va a ver... No tiene sentido, lo sé, pero ahí lo dejo.

Y cerramos en domingo. Porque uno acude a una comida que dura poco por las historias de siempre. Y que por la noche acude al Campamento para ver lo fuegos y tomar la última copa, vestido, claro. Un castillo de fuegos que debía ser en el Atalaya, pero que es abajo y eso se nota porque la mayoría de fuegos quedan muy bajos. Aún así, un inicio a ritmo de tambores y un medioacto un tanto escaso, acaba con un sinfin de colores, petardos y cosas que dejan a la gente un gran sabor de boca.
Se van yendo los honderos, vamos quedando unos pocos, que sobre las tres de la mañana nos recogemos con el deber cumplido y tras hablar con la familia de viajes y cosas... Hoy debería volver la rutina, pero son cosas de huelguista y tengo el día libre, una vez más.

PD: He querido dejar dos días juntos por la tradición que lleva el blog, y porque uno prefiere dejarse dos minutos más en la cama para poder dar cuenta de la noche... Es lo que hay.
Un abrazo a todos (los escasos) lectores y Hasta el año que viene!!! Sólo restan 355 días.